domingo, 5 de junio de 2011

¡A fregar con jabón!


 ¡A fregar con jabón!

Todos sabemos que los jabones sirven para lavar, que son de uso obligado en el hogar y que su costo es cada día mayor. En consecuencia, proponemos este proyecto escolar con el objetivo de solventar en cierta medida los gastos de la cesta básica familiar y al mismo tiempo, que cumpla con la función pedagógica de preparación del estudiante en el uso de los conceptos fundamentales de la física y la química; para incorporarlo al trabajo productivo, con la intención de generar una economía social solidaria en la escuela, el liceo y su entorno comunitario, acorde con los planes de desarrollo endógeno establecido por el estado. Además se propone usar el aceite vegetal usado varias veces en frituras en la cocina, para contribuir con la noble acción de salvaguardar el ambiente. El aceite vegetal que se desecha en la cocina y que se vierte en los lavaplatos, va a parar a ríos y lagos del territorio nacional; como es menos denso que el agua flota en su superficie e impide su oxigenación y la entrada de luz solar.



Según registros históricos de los pueblos celtas, fenicios y romanos, las piras de sacrificios de animales eran de uso común en las ofrendas que se hacían a los Dioses. Después de este servicio, en muchos casos, tales piedras quedaban impregnadas con residuos de grasa de los cadáveres. Ésta al combinarse con las cenizas (óxidos de metales alcalinos) y el agua derramada para apagar el fuego, producía los hidróxidos o álcalis que llevan a cabo el proceso conocido, hoy en día, como saponificación. Luego, algunas personas observaron su poder detergente al tratar de lavar sus manos y prendas manchadas con esta mezcla, descubriendo así, nuestra imprescindible sustancia del diario aseo personal: el  jabón. Sin embargo, aunque se conoce desde hace 2.800 años, no fue sino hasta el siglo II de nuestra era que comenzó a emplearse en el lavado, ya que antes se le daba uso medicinal exclusivamente.

Actualmente, en la preparación del jabón se usa hidróxido de sodio (sosa) y grasa. Al combinar éstas sustancias, la disolución alcalina descompone la grasa en: un alcohol (el glicerol) y una sal de un ácido graso de cadena larga (un jabón). En el recuadro de la figura I.33 se muestra una reacción de hidrólisis simplificada, donde se supone que los tres grupos R son iguales, aunque no siempre es así. Normalmente, los jabones que se obtienen son mezclas de diferentes sales de ácidos grasos que contienen de 12 a 18 átomos de carbono.

Los objetos se ensucian cuando se les adhieren a sus superficies, capas de sustancias apolares como las grasas o aceites, combinadas con partículas de polvo y otros materiales. El agua pura (sustancia muy polar) no elimina el sucio de los objetos; pero, al agregarle jabón si lo hace. La explicación es la siguiente. El jabón que se agrega y disuelve en agua está constituido por moléculas que tienen una “cabeza” polar (grupo carboxilato, COO-) hidrosoluble  y una larga "cola" apolar  de la cadena hidrocarbonada (R) soluble en grasa. Cuando un número suficiente de moléculas de jabón logra orientarse alrededor de una gotica de grasa, son atraídas por las moléculas de agua que tiene una región cargada positivamente y la despegan de la superficie del objeto, como se muestra esquemáticamente en la figura I.34.


Desde el punto de vista de la física, los jabones cambian la tensión superficial en la superficie del agua debido a que disminuye la atracción  molecular. Por lo tanto, el jabón se considera  una sustancia tensoactiva.

A continuación se presentan una de las tantas recetas para la preparación del jabón.

Componentes:

·       250 ml de agua
·       250 ml de aceite vegetal  usado
·       42 g de sosa cáustica (hidróxido de sodio, NaOH ) o sosa potásica (hidróxido de potasio, KOH)
·       12 ml o más de alcohol absoluto para cristalizar (opcional)
·       Unas gotas de blanqueador (opcional)
·       Color vegetal (opcional)
·       Esencia (opcional)

Utensilios:

Una hornilla o mechero para calentar, tres ollas de barro o acero inoxidable, un agitador de madera, una cuchara de palo, un envase para moldear el jabón y un par de guantes plásticos.

Procedimiento:

Colocarse los guantes antes de comenzar la preparación. Se caliente el agua en un envase de barro hasta que esté tibia y se le agrega, poco a poco, la sosa cáustica, usando el removedor para que se disuelva suavemente.

Al preparar esta disolución se desprende suficiente calor como para calentar el recipiente que lo contiene; este calor es necesario para que se produzca la reacción química. Se agrega el aceite a la disolución lentamente y sin dejar enfriar,  se remueve constantemente durante al menos 1 hora, hasta que la mezcla espese y se vuelva blancuzca. Se puede agregar varias gotas de blanqueador, como el añil, para obtener una mezcla más blanca; color vegetal para obtener algún colorido  especial y esencias fragantes para aromatizarlo.

Finalmente, se vierte  el jabón, aún líquido,  en el envase para moldear y se deje cuajar durante un día. Para lograr su cristalización, se rocía con alcohol absoluto mientras se está cuajando en los moldes. Disminuyendo la temperatura se puede acelerar su solidificación.

Advertencia: No tocar en ningún momento la sosa cáustica con las manos, es muy corrosiva!!

         Otro tipo de jabón interesante de elaborar es el famoso “jabón de tierra”, fabricado aun en algunas regiones andinas del país. Primero hay que preparar la lejía (contiene hidróxido de potasio) con la ceniza obtenida de la quema de una paca de carbón vegetal. Se coloca la ceniza en un recipiente con un litro de agua, se disuelve y se deja reposar 24 horas; luego, se cuela bien con un tamiz. Posteriormente, se pone a hervir, a fuego lento; a esta solución y se le agrega  poco a poco sebo de res o grasa de carne de res y se remueve constantemente hasta que se derrita por completo y se forme una pasta uniforme. Cuando esté tibia se le da forma según la presentación deseada. 

3 comentarios:

  1. Muy instructivo, profesor, muchas gracias. Ahora bien, me surge la pregunta en qué momento se le añade la tierra...o es que simplemente se llama así. Gracias de antemano. Trisse de Díaz

    ResponderBorrar
  2. Gracias Diana por tu interés en este artículo. Su nombre se debe al color oscuro (como de tierra) que adquiere cuando se elabora sin tintes.

    ResponderBorrar
  3. Buenísimo. No entendí bien, pero suena interesante. Gracias

    ResponderBorrar