viernes, 18 de septiembre de 2015

Opinión


Inquietudes de un docente  
por la enseñanza experimental
¿Por qué no hago experimentos en el aula ni en el laboratorio? No los hago porque no tengo el equipo de laboratorio de la Universidad donde hice mi carrera; sí hubiese salido con un kit idéntico de física, química o biología, debajo del brazo, además de mi Título, otro sería mi cantar. Mi ilustre universidad me enseñó los conceptos, principios y leyes fundamentales de la ciencia; entendí a la perfección las leyes de Newton y Maxwell, sé de las leyes de Mendel, conozco y sé cómo sintetizar la aspirina, en qué se basa y como aplicar el cálculo diferencial e integral, al igual que el algebra y la geometría, la teoría evolucionista no me es ajena, he leído mucho sobre Humboldt y Darwin. Al pelo apliqué múltiple veces el teorema de Pitágoras, me preguntan sobre óptica y les desarrollo con destreza el funcionamiento del microscopio y el telescopio, les hablo del Hubble, de su estado actual y qué proyecto lo sustituirá, puedo seguir los principios de funcionamiento del microscopio electrónico de transmisión (MET) sin dificultad; sé que a Plutón lo degradaron, que ya no es un planeta, y que la sonda New Horizons lo está reivindicando. Estuve al tanto del descubrimiento del bosón de Higgs, la mal llamada partícula de Dios, y entiendo el cáliz de su trascendencia; también del aterrizaje de la mini sonda Philae sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko en agosto de 2014. Estoy al día en mis conocimientos científicos, me siento actualizado, acabo de salir de la universidad; estoy loquito por aplicarlos en el aula. Ni se diga en pedagogía; interpreté muy bien las enseñanzas de Comenius, participé en seminarios sobre Morin, algo de Simón Rodríguez me enseñaron mis profes, monté estrategias sobre cómo enseñar la ley de inducción de Faraday, y un sin número de otros principios sin experimentos y simulaciones, que mi tutor me exigió, porque "nunca se sabe en qué liceo vas a caer"; y me fue muy bien en los cursos: aprobé. Me gustó mucho la Didáctica y todas sus ramas.  Me puñaleé las teorías pedagógicas a la perfección, y me considero experto en técnicas y métodos de enseñanza. Me gustaron las clases magistrales de sicología cognitiva, y cómo disfruté con las inteligencias múltiples de Gardner; este fue uno de mis seminarios preferidos. Y les podría seguir detallando algo más pero este espacio es limitado.