jueves, 30 de junio de 2011

Cómo abrigan las cobijas


Cómo abrigan las cobijas

Una buena cobija abriga bien. Cuando nos metemos debajo de ella, calentamos y aumentamos la humedad de la cámara de aire encerrado entre su superficie y la del colchón de la cama. Este calor y la humedad lo genera el cuerpo a través de la piel y el aire exhalado por las fosas nasales. Al estar acostado en reposo en la cama con una temperatura agradable, el gasto energético de nuestro cuerpo es, en promedio, alrededor de 70 W; cada segundo cedemos al aire 70 J, al igual que un bombillo de 70 W. Así que, el calor desprendido por nuestro cuerpo aumenta progresivamente la temperatura del aire encerrado. Para impedir que este calor salga, traspase la superficie de las cobijas, éstas se fabrican con fibras muy delgadas, naturales o sintéticas, entrelazadas entre sí. De esta forma, en sus intersticios queda atrapada cierta masa de aire que impide que el calor se propague de un lado a otro de la cobija. Sin embargo, como la superficie de la cobija no es un aislante perfecto, a través de su superficie pasa cierta cantidad de energía térmica en forma de calor hacia el aire exterior que se encuentra más frío.
      
      Tres procesos de transmisión de la energía térmica están presente aquí; la propagación de calor por conducción,  convección y radiación. Cuando el aire cercano a la piel se calienta, asciende por convección y llega a las paredes de la cobija; una pequeña parte de esta energía es cedida al aire encerrado entre los intersticios de las fibras y lo calienta, así como a las fibras mismas. En consecuencia, una pequeña cantidad de calor atraviesa la superficie de la cobija por conducción, gracias a que el aire es mal conductor térmico. El aire, como cualquier material, conduce el calor, pero su conductividad térmica es muy baja (0,023 J/s.m.0C). Comparemos con otros materiales: la del cobre es de 400 J/s.m.C y la del anime (poliestireno) es 0.01 J/s.m.0C. Por otra parte, por conducción se escapa cierta cantidad de calor hacia el colchón. Finalmente, también hay que mencionar que parte del calor se escapa por radiación; el cuerpo tiene una temperatura de 37 0C y emite ondas electromagnéticas en el rango infrarrojo.

       Si la temperatura del aire de la habitación es muy baja se requiere aumentar el grosor de la cobija. Como esto no es práctico, bastarían dos o tres cobijas apiladas, dependiendo de la temperatura del cuarto, para producir el mismo efecto; es decir, bienestar térmico.

Para el gasto energético promedio consultar: 

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