Para el Compadre Gerardo Sánchez
¡Qué felicidad tener un compa, como mi Compadre! La vida de
cualquier persona cambiaría, como pasó con la mía. La mía se transforma; sin mi
compa, no sé, hacia qué punto cardinal la hubiera enrumbado la fuerza del
destino; pero llega mi Compadre, cargado de vivencias centrales y llaneras, y se
despeja el camino. Con mi compa aparecen los primeros intercambios de
inquietudes, contrastación de primeros saberes científicos e impostergables
invitaciones para resolver las aparentes incongruencias encontradas en los
textos bajo la lámpara de estudio nocturna del momento; o frente al velador del
bar de prado verde montaña arriba, bajo mi iniciática fría espumante, servida
en espacios claroscuros imbuidos en niebla de cigarro, entremezclada con vaho
ardiente de licor de mesas aledañas, y el estruendoso cierre intempestivo de
dominó de acción inesperada, donde casi siempre, él tenía las de ganar. Mi
compa, por su inigualable experiencia, se constituye en núcleo donde orbita un
selecto grupo de condiscípulos para compartir estudios, inquietudes, entretenimiento.
Con mi pana compadre, fortalecemos en conjunto, aprendizajes de los principios
fenomenológicos y formales del electromagnetismo y la mecánica cuántica,
analizados bajo la experticia pedagógica aprendida antes por él en la academia,
y experimentada en previas labores educativas; también, desglosamos,
interpretamos y discutimos, capítulos completos de libros de textos de los
cursos del momentos, y muchas revisiones de modelos del mundo macroscópico y
atómico quedan plasmadas en docenas de extensos pliegos continuos de papel de
impresora para cumplir con las exigentes tareas de turno, durante nuestra
licenciatura. Mi compa amigo, para esos días, ya era un maestro de la pedagogía
y con su ejemplo aprendí a quererla, interpretarla y aplicarla cuando me correspondió.
Con mi pana compadre aprendí también, que la constancia y dedicación al estudio
conduce sin desvío a la excelencia; fue para mí un maestro más, con su ejemplar
postura durante mis estudios universitarios. Mi condiscípulo amigo - amigo
compadre, compadre amigo, compadre hermano- con su desprendimiento, solidaridad
y atenciones ha sido un baluarte en mis primeros comienzos, segundas decisiones
en la vida, y seguro será, en definitivas vivencias del remanente pendiente. A
mi amigo compa, acompañé en desempeños administrativos bajo su sabia y precisa
dirección en nuestro espacio académico, y bajo su óptica minuciosa emprendimos
y ejecutamos proyectos pedagógicos universitarios de alta envergadura. Con un
compa así, nadie lleva la de perder, verbigracia cuando se tiene en manos
piedras blancas en una tranca obligada. Un compa amigo así, como el mío, ampara
a cualquiera de los sinsabores de la vida; protege al amigo de sus vicisitudes
con sus buenos deseos, acciones oportunas e invocaciones celestiales. Y cuando
algo inoportuno e imprevisto se presenta, una frase de aliento siempre está
presente con una sonrisa complaciente, un consejo ejemplar, un chiste
entretenido; ataviado con una copa del mejor licor añejo libado frente a un
buen bolero de letra consoladora hasta bien entrada la noche. Con este compa
especial, con sus chistes, anécdotas y ocurrencias espontáneas en cada
compartir, siento que aún la vida me envuelve en su manto de alegría, y las
pocas tristezas que aparecen, se disipaban con su inesperada y oportuna
presencia. Mi compa también está presente, ha estado, y presiento que estará.
La solidaridad y desprendimiento de mi compa hermano, no tiene parangón en la
amistad. Siempre dispuesto sin vacilar a la ayuda desinteresada. Con un compa
como este compadre, se supera cualquier desavenencia, postura ideológica o
posiciones religiosas, bajo la batuta de su sapiencia, tolerancia y
comprensión. Gracias mi Compadre Hermano.