Inquietudes de un docente
por la enseñanza experimental
¿Por qué no hago experimentos en el aula ni
en el laboratorio? No los hago porque no tengo el equipo de laboratorio de la
Universidad donde hice mi carrera; sí hubiese salido con un kit idéntico de
física, química o biología, debajo del brazo, además de mi Título, otro sería
mi cantar. Mi ilustre universidad me enseñó los conceptos, principios y leyes
fundamentales de la ciencia; entendí a la perfección las leyes de Newton y
Maxwell, sé de las leyes de Mendel, conozco y sé cómo sintetizar la aspirina, en
qué se basa y como aplicar el cálculo diferencial e integral, al igual que el
algebra y la geometría, la teoría evolucionista no me es ajena, he leído mucho
sobre Humboldt y Darwin. Al pelo apliqué múltiple veces el teorema de
Pitágoras, me preguntan sobre óptica y les desarrollo con destreza el
funcionamiento del microscopio y el telescopio, les hablo del Hubble, de su
estado actual y qué proyecto lo sustituirá, puedo seguir los principios de
funcionamiento del microscopio electrónico de transmisión (MET) sin dificultad;
sé que a Plutón lo degradaron, que ya no es un planeta, y que la sonda New Horizons
lo está reivindicando. Estuve al tanto del descubrimiento del bosón de Higgs,
la mal llamada partícula de Dios, y entiendo el cáliz de su trascendencia; también
del aterrizaje de la mini sonda Philae sobre el cometa
67P/Churyumov-Gerasimenko en agosto de 2014. Estoy al día en mis conocimientos
científicos, me siento actualizado, acabo de salir de la universidad; estoy
loquito por aplicarlos en el aula. Ni se diga en pedagogía; interpreté muy bien
las enseñanzas de Comenius, participé en seminarios sobre Morin, algo de Simón Rodríguez
me enseñaron mis profes, monté estrategias sobre cómo enseñar la ley de
inducción de Faraday, y un sin número de otros principios sin experimentos y
simulaciones, que mi tutor me exigió, porque "nunca se sabe en qué liceo vas a caer"; y me fue muy bien en
los cursos: aprobé. Me gustó mucho la Didáctica y todas sus ramas. Me puñaleé las teorías pedagógicas a la
perfección, y me considero experto en técnicas y métodos de enseñanza. Me
gustaron las clases magistrales de sicología cognitiva, y cómo disfruté con las
inteligencias múltiples de Gardner; este fue uno de mis seminarios preferidos.
Y les podría seguir detallando algo más pero este espacio es limitado.